Yo suplicaba que me estimularan con una fuerte presión, sin embargo, yo
trataba de soltarme cuando mi tía gorda me abrazaba. En mis dos libros (Grandin
y Scariano 1986 y Grandin 1995), yo describo una máquina de abrazar que
construí para satisfacer mi apetito por sentirme contenida. Esta máquina fue
diseñada de tal manera que yo podría controlar la cantidad y la duración de la
presión. Fue construida con espuma de goma y aplica presión sobre una extensa
área de mi cuerpo.
Gradualmente yo podía tolerar la máquina abrazándome. La
hipersensibilidad de mi sistema nervioso fue reduciéndose lentamente. Un
estímulo que alguna vez me había abrumado y me producía aversión, ahora se
había convertido en placentero. Luego de usar la máquina pude tolerar a otra
persona tocándome. Una explicación parcial para la falta de empatía en autismo
puede deberse a una hipersensibilidad del sistema nervioso que priva a un chico
autista de recibir la confortable estimulación táctil que se siente al ser
abrazado. Yo aprendí cómo tratar a nuestro gato más amablemente después de usar
la máquina de abrazar. Yo tuve que reconfortarme a mi misma antes de poder
brindar confort al gato. Cuando manejo ganado yo a menudo toco a los animales
porque me ayuda a sentir paz y dulzura hacia ellos. Es importante
desensibilizar al chico autista para que pueda tolerar el confort del tacto. He
descubierto que si uso mi máquina de abrazar regularmente, mejoro las imágenes
en mis sueños. Al experimentar el sentimiento de confort de ser sujetado hace
que soltarse se vuelva feo o malo.
Varias máquinas de abrazar están ahora en uso en clínicas de
integración sensorial en los Estados Unidos. Los terapeutas han descubierto que
algunos chicos hiperactivos y autistas aceptan usar inmediatamente la máquina y
otros, son tan sobresensitivos al tacto que inicialmente esquivan la máquina y
otras actividades que involucren el tacto, como pintar con el dedo o ser
frotado con telas de diferentes texturas. Otros chicos sensibles son
amablemente alentados a comprometerse en actividades táctiles que ellos
inicialmente rechazaban. Una actividad que fuera inicialmente aversiva y
abrumadora gradualmente se convierte en placentera. Las actividades que involucran
tacto se convierten en placenteras cuando el sistema nervioso se desensibiliza.
Por ejemplo, los chicos que no pueden tolerar el cepillado de dientes pueden
desensibilizarse amigablemente pasándolo alrededor de la boca.
Texto
original:
My
Experiences with Visual Thinking Sensory Problems and Communication Difficulties,
by Temple Grandin, Ph.D.
Assistant Professor,Colorado
State University .
Fort
Collins, Colorado 80523, USA (Updated June 2000)
Assistant Professor,
Traducido por: Dra.
Ana María Liberali.