En la pubertad, yo he tenido severos problemas con la ansiedad, nerviosismo, y sensibilidad al tacto y al sonido. La ansiedad la sentía como un constante estado de susto sin razón alguna. Durante los peores días sentía como que estaba siendo acosada por un pistolero. El uso adecuado de la medicación correcta cambió mi vida. Mi conversación comenzó a ser más modulada y me volví más social cuando la ansiedad mitigó. Los individuos con ansiedad y problemas de nerviosismo suelen responder bien a pequeñas dosis de drogas antidepresivas como la clomipramina (Mc Dougal et al. 1992 y Gordon et al. 1993) y fluoxetina (Cook et al. 1992). Las bajas dosis de drogas antidepresivas pueden ser usadas para prevenir problemas con agitación e irritabilidad.
Varios artículos que yo he leído sobre el
uso de antidepresivos en autismo han planteado que los beneficios de la droga
dejaban de tener efecto en varias semanas o meses. Cuando la dosis era
aumentada había problemas de insomnio, ansiedad y agitación. Todos estos
efectos eran causados por una sobredosis de los antidepresivos; y si ellos
ocurrían, la dosis debía ser inmediatamente disminuida. Yo he tenido la misma
dosis baja durante veinte años. Cuando comencé a tomar antidepresivos los
efectos se fueron en cuatro meses y la ansiedad retornó. Yo continué con la
misma dosis y la droga comenzó a hacer efecto otra vez varias semanas después.
Si el efecto de un antidepresivo comienza a disminuir y la ansiedad o el mal
comportamiento retornan, no suban la dosis. Manténganse en la misma dosis y el
antidepresivo usualmente comenzará a hacer efecto después de que el período de
recaída pase. Debe encontrar la dosis más baja que actúe efectivamente y nunca
aumentarla. La fluoxetina es recomendada si el EEG muestra anormalidades porque
es menos probable que cause un ataque de epilepsia. Otra ventaja de la
fluoxetina es que tiene menos efectos secundarios. Anécdotas reportadas por otros
adultos con autismo indican que la fluoxetina mejora sus vidas. La fluoxetina y
otros antidepresivos serían usados muy escasamente en niños.
El uso de potentes medicaciones en chicos
jóvenes es un tema controvertido. Las medicaciones dadas cuando el cerebro se
está desarrollando pueden tener posiblemente un efecto permanente sobre el
desarrollo de los sistemas neurotrasmisores. Algunos medicamentos pueden ser
muy perjudiciales, pero hay también una posibilidad de que algunos puedan ser
beneficiosos. Uno siempre puede balancear riesgos versus beneficios. Una buena
regla a tener a mano es que una medicación puede tener un obvio efecto
negativo. Las investigaciones han mostrado que chicos autistas muy jóvenes
tienen anormalmente bajos niveles de serotonina en sus cerebros comparados con
chicos normales (Chugani et al., 1999). Las medicaciones como la fluoxetina y
otra serotonina incrementarán los niveles de serotonina en el cerebro. Puede
ser que esto sea bueno para el cerebro de jóvenes autistas. Las investigaciones
con ratas han mostrado ahora que la fluoxetina puede aumentar el desarrollo de
los circuitos de serotonina en el cerebro (Wegener et al., 1999). Por el
momento nadie sabe si la fluoxetina es buena o mala para los jóvenes autistas.