por Temple Grandin
Yo me escapaba cuando la gente trataba de abrazarme porque ser tocada
me enviaba una abrumadora onda de estimulación a través de mi
cuerpo. Yo quería sentir el sentimiento confortable de ser abrazada, pero sin
embargo, cuando alguien me sujetaba, el efecto de mi sistema nervioso era
abrumador. Era un escape a la situación de proximidad, sensorialmente la
estimulación hacía que tratara de evitarla, no ira o miedo como sugieren Richer
y Zappella (1989). Un hombre autista, entrevistado por Cesaroni y Garber, dijo
que lo tocaran no era doloroso, pero sí abrumador y confuso.
Pequeñas picazones y rasguños que la mayoría de la gente ignora, eran
una tortura. El roce de las faldas era como papel de lija rozando mi piel
descarnada. El lavado del pelo también era tremendo. Cuando mi madre fregaba mi
pelo, mi cuero cabelludo se lastimaba. También tenía problemas con la
adaptación a nuevos tipos de ropas. Me llevaba varios días parar de sentir un
nuevo tipo de ropas en mi cuerpo, a lo que cualquier persona normal se adapta
al cambio de pantalones a un vestido en cinco minutos. Las prendas interiores
nuevas me causan un gran disconfort y tengo que lavarlas antes de poder
usarlas. Mucha gente con autismo prefiere el suave algodón sobre la piel. También
me gustan los pantalones largos porque me desagrada sentir las piernas
tocándose una con otra.
Texto
original:
My
Experiences with Visual Thinking Sensory Problems and Communication Difficulties,
by Temple Grandin, Ph.D.
Assistant Professor,Colorado
State University .
Fort
Collins, Colorado 80523, USA (Updated June 2000)
Assistant Professor,
Traducido por:
Lic. Ana María Liberali.
No hay comentarios:
Publicar un comentario