Los
terapistas han ayudado a muchos chicos autistas a partir de estimulaciones
táctiles y receptivas vestibulares aplicadas de manera gentil (Ayres 1979;
King, 1989). Un efecto de esta estimulación es desensibilizar el sistema
táctil. Esto no es una cura, pero ha incrementado el habla, el afecto y el
contacto ocular en algunos chicos. También ayuda a disminuir los
comportamientos estereotipados y autoagresivos. Las actividades sensoriales son
hechas apaciblemente, suavemente, como bromas y juegos, y nunca son forzados.
Fuertes abrazos y algunas formas de intrusión pueden ser usados, pero un buen
terapista sabe cuánto puede forzar antes de que la estimulación se convierta en
tan abrumadora que el chico comience a llorar. Igualmente, algunas actividades
forzadas son mantenidas como chiste. Durante las actividades, el terapista
también trabajará mejorando el habla y estableciendo contacto visual. Ray et al. (1988) descubrieron que un
chico mudo a menudo permanecía haciendo sonidos del habla mientras estaba
meciéndose en un columpio. El balanceo estimula el sistema vestibular y al
defectuoso cerebelo. Hilar en una silla dos veces por semana ayuda a reducir la
hiperactividad (Bhatara et al. 1981), y la vibración reducirá los
comportamientos estereotipados (Murphy 1982). Los investigadores también han
mostrado que los ejercicios aeróbicos fuertes reducen las conductas inadaptadas
y estereotipadas (Elliot et al. 1994).
La hipersensibilidad al tacto puede ser
desensibilizada a partir de una firme pero amable caricia con la mano y el roce
con ropas de diferentes texturas (Ayres 1979). La presión puede ser lo
suficientemente firme para estimular la carga interna de los receptores. El
tacto muy débil debería ser evitado porque incrementa el despertar y excita el
sistema nervioso. La estimulación vestibular y sensorial también tienen una
influencia benéfica en la mejora del afecto y el comportamiento social.
La estimulación con presión intensa
también genera calma (Ayres 1979; King 1989). Los terapeutas a menudo van
aumentando los niveles de dificultad. Muchos chicos autistas buscarán presión
intensa. Muchos padres me han dicho que sus chicos se meten debajo de los
almohadones o colchones de los sofás. Una lenta y constante aplicación de
presión tenía un efecto de calma sobre mi; y un repentino movimiento
espasmódico tendía a despertarlo (Grandin 1992 b). Los comportamientos
estimulantes propios pueden ser reducidos a partir de que un chico autista use
prendas de vestir que le den presión (Mc Clure et al 1991; Zisserman 1992).
Pueden obtenerse, a menudo, buenos
resultados con menos de una hora de tratamiento sensorial por día. No es
necesario perder horas y horas cada día. Si el método del tratamiento está
siendo efectivo con un chico en particular, traerá progresos con una razonable
cantidad de esfuerzo. La efectividad del tratamiento sensorial variará de chico
a chico.
Texto
original:
My Experiences with Visual
Thinking Sensory Problems and
Communication Difficulties, by Temple Grandin, Ph.D.
Assistant Professor,Colorado
State University .
Fort
Collins, Colorado 80523, USA (Updated June 2000)
Assistant Professor,
Traducido por: Dra.
Ana María Liberali.
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