Los síntomas de depresión sensorial en animales
y muchos síntomas autistas son similares. Los animales confinados a un medio
ambiente estéril son excitables y
emplean estereotipos, se autoagreden, tienen hiperactividad y relaciones
sociales perturbadas (Grandin 1989b; Mason 1960; Harlow y Zimmerman 1959). Un
animal en un medio ambiente estéril se ocupa en estereotipos en una tentativa
de autoestimularse.
¿Por qué un leopardo en una sólida celda
en el zoológico y el autismo tienen similitudes? Desde mi propia experiencia, a
mi me gustaría sugerir una posible respuesta. El oído y el tacto a menudo me
abrumaban. Los ruidos fuertes herían mis oídos. Cuando el sonido y la
sobre-estimulación sensorial se tornaban tan intensos, yo podía cerrar mis
oídos y me retraía en mi propio mundo. Posiblemente el chico autista crea su
propia depresión sensorial auto-impuesta.
Evadiéndome yo no pude haber recibido la
estimulación requerida para un desarrollo normal. Probablemente haya
anormalidades secundarias en el sistema nervioso que se produzcan como
resultado de las evasiones del chico autista. Las anormalidades iniciales del
proceso sensorial con las que el chico ha nacido son la causa de la evasión
inicial. Los estudios de autopsia indican que las anormalidades del cerebelo se
producen antes del nacimiento (Bauman 1991, Bauman y Kemper 1994). Sin embargo,
el sistema límbico, el cual también tiene anormalidades no está maduro hasta
que el chico tiene dos años. La posibilidad de daño secundario al sistema
nervioso central puede explicar por qué los chicos jóvenes con programas
educativos de intervención temprana tienen una mejor prognosis que los chicos
que no reciben tratamiento especial.
Los estudios sobre animales y humanos
muestran que la restricción del ingreso sensorial da origen a que el sistema
nervioso central se torne sobre-sensitivo a la estimulación. Los efectos de la
restricción sensorial temprana son a menudo duraderos por largo tiempo. Apoyada
una pequeña taza sobre el antebrazo de una persona durante una semana para
bloquear sensaciones táctiles, causará en la misma zona del brazo opuesto mayor
sensibilidad (Aftanas y Zubeck 1964). Los cachorritos encerrados se vuelven
hiperexcitables y las ondas cerebrales (EEG) muestran sobresaltos aún seis
meses después de sacarlos del encierro (Melzack y Burns 1965). Las ondas
cerebrales de los chicos autistas también muestran sobresaltos (Hutt et al.
1965). Recortando los pelos del bigote de ratas bebés causará que las partes
del cerebro que reciben reflejos desde los bigotes se tornen hipersensibles
(Simon y Land 1987). Esta anormalidad es
relativamente permanente. Las áreas del cerebro fueron aún anormales luego de
que los bigotes les volvieran a crecer.
Quizás fuera beneficioso si los bebés
autistas fueran dulcemente acariciados y “amansados” cuando ellos se ponen
tercos y se evaden. A menudo me preguntaba si yo hubiera recibido más
estimulaciones táctiles de chica, hubiese sido menos “nerviosa” de adulta.
Acariciar a las ratas bebés produce adultas más tranquilas las cuales son más
voluntariosas a explorar un laberinto (Denenberg et al. 1962; Ehrlich 1959). La
estimulación táctil es vital para los bebés y ayuda a su desarrollo.
Texto
original:
My Experiences with Visual
Thinking Sensory Problems and
Communication Difficulties, by Temple Grandin, Ph.D.
Assistant Professor,Colorado
State University .
Fort
Collins, Colorado 80523, USA (Updated June 2000)
Assistant Professor,
Traducido por: Dra.
Ana María Liberali.
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